Su producción total anual es de 4 millones de toneladas en promedio, lo que asciende a $1,000 millones de dólares canadienses. El sector ha crecido hasta convertirse en una industria de 8,000 millones de dólares.
Los productores canadienses cuentan con un aliado natural, el clima fresco de Canadá, que es propicio para la producción, ya que brinda a los suelos un período de “reposo y renovación” natural, que ayuda a matar las plagas y a prevenir enfermedades.
Adicionalmente, los productores canadienses han contado por casi un siglo, con la supervisión de la reconocida Comisión Canadiense de Granos de Canadá (CGC), que controla los estándares para los cultivos de cereales y supervisa cuidadosamente la producción de granos de Canadá, asegurándose de que cumplan con las más estrictas medidas de salud y del medio ambiente.
Gracias a lo anterior, y aunado a la vasta experiencia de sus agricultores, Canadá se ha convertido en uno de los proveedores más confiables y seguros de avena, colocándose en el segundo lugar de producción a nivel mundial.